Inspiración para tiempos de crisis


tao y longevidad

En los últimos años, distintas alteraciones de tipo financiero, sanitario y geopolítico, nos han hecho sentir, de forma muy palpable, que el suelo social sobre el que estamos asentados se puede mover abruptamente bajo nuestros pies.

La primera consecuencia del súbito debilitamiento de nuestra zona de confort, es un incremento de la sensación de incertidumbre y eso, de entrada, los humanos lo llevamos mal.

Sin embargo, es el momento de no olvidar que los períodos de crisis son consustanciales a la historia de la Humanidad y también a nuestra propia biografía personal. De hecho, probablemente son necesarios además de inevitables.

Las crisis personales y sociales ponen en riesgo nuestro bienestar y, en consecuencia, activan mecanismos mentales directamente relacionados con los resortes más primarios del instinto de supervivencia. De las áreas más ancestrales del cerebro surgen espontáneamente el miedo, la agresividad, el estrés, la ansiedad, la inseguridad, el egoísmo, la polarización entre “ellos” y “nosotros”, la demonización de los “ellos” y la sublimación de los “nosotros”, la frustración, la rabia, la depresión… Demasiada carga emocional perturbadora.

Gobernados por estos patrones de supervivencia, nos aferramos a la vida con desesperación al tiempo que nos quejamos con amargura y despotricamos continuamente de esa misma vida que llevamos. Si para paliar este malestar nos refugiamos en placeres superficiales y adictivos, resulta que se desvanecen con rapidez y acaban por acrecentar nuestra lucha interna. Este estado de contradicción se acaba convirtiendo en un callejón sin salida que provoca insatisfacción y angustia vital, alimenta el pesimismo, debilita el sistema inmunológico y reduce drásticamente las posibilidades de gozar una vida larga, creativa y productiva. Impide que sintamos alegría y paz interior.

Llegados a este punto, si lo que verdaderamente queremos es guiar nuestra vida y no solo soportarla y sentirnos empujados por ella, hay que parar, respirar y empezar a mirar desde otra perspectiva.

En los momentos de crisis abundan también semillas de oportunidad. Las crisis pueden hacer que surja lo peor de algunos individuos pero también lo mejor en otros, impulsándolos a transformar muchos aspectos de su vida ordinaria en aprendizajes y vivencias extraordinarias.

Gracias a la plasticidad del cerebro, podemos dejar atrás pesados lastres del pasado y empezar a construir nuevas rutas neuronales que faciliten pensamientos más lúcidos y emociones más equilibradas, para mantenernos optimistamente activos y creativos. Generamos así las condiciones de un futuro mejor. 

Un futuro ilusionante, ligado a una vida consciente y con propósito, es la premisa que alimenta una expectativa de longevidad que va mucho más allá del ansia de alargar la vida por puro instinto de supervivencia.

Esta época que nos toca vivir, pese a sus turbulencias, pone a nuestro alcance enormes posibilidades de adquirir conocimientos y compartir experiencias. Tenemos acceso, como nunca antes, a la sabiduría de las grandes tradiciones filosóficas de distintas culturas y al conocimiento científico que se adentra en las profundidades del átomo, en la inmensidad del cosmos y en la extraordinaria complejidad del cerebro y la mente. 

Editar este Blog es para nosotros motivo de inspiración y estímulo personal. 

Nos alienta a continuar cultivando actitudes que alimenten la vitalidad y la serenidad, que son claves para emprender vuelo con ilusión cada mañana y fluir alegres con la danza de la vida. 

Transitar por este camino nos hace sentir que merece la pena aspirar a la longevidad.

Si algunos de estos contenidos sirven también de inspiración y estímulo a otras personas, estaremos encantados.


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