Descalzos

Caminar descalzo, por la orilla del mar o sobre la hierba, además de resultar muy placentero, tiene comprobados efectos benéficos sobre la salud física y mental. Es una fuente de vitalidad y serenidad.

Establecer ese contacto directo, con plena consciencia, aporta equilibrio, bienestar y refuerza el vínculo de profunda conexión con la naturaleza. Nos hace sentir algo obvio pero que, lamentablemente, a menudo se olvida: la vida se sustenta gracias a ella. 


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