Etimológicamente, filosofía significa amor a la sabiduría. Que el sistema educativo relegue a un segundo plano esta asignatura supone un empobrecimiento de la capacidad de razonar y discernir de los ciudadanos, y una reducción de su capacidad crítica. Incluidos los científicos.
Una sociedad que basa su esperanza de futuro en los avances de la ciencia y la tecnología, no debería olvidar el papel protagonista de la filosofía en el surgimiento y desarrollo del pensamiento científico moderno.
La formación científica no puede descartar, por ejemplo, lo que Francis Bacon (1561-1626) expone en su Teoría de los ídolos, porque mantiene plena vigencia en nuestros días y es indispensable para mantener el buen rumbo de la Ciencia.
La doctora en filosofía Ana Minecan la expone con brillantez en este vídeo.
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