Si quieres que en tu vida predomine la alegría ¡No esperes a que la alegría llame a tu puerta!
Practicar la alegría es no estar pendiente de que ocurran cosas que nos alegren, sino ir a buscarlas.
Hay que ser proactivos para salir de una triste o anodina zona de confort.
Hay que superar esa autocontención que nos aprisiona. Liberarnos de un absurdo sentido del ridículo que bloquea nuestra vitalidad.
Un buen recurso es “bailar como si nadie nos viera”. Moverse libremente mientras estás en casa haciendo otras cosas.
Moverse sin más, al ritmo del silencio o de la música escogida para este momento.
El cuerpo se desentumece, se activan las neuronas y surge la alegría.
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